El aquelarre de la música pop da la bienvenida a su nueva brujita. La noruega Hanne Hukkleberg se sitúa en un terreno de misterio y encanto por el que han transitado en los últimos años Bjork, CocoRosie, Joanna Newsom, Leila o (con un toque un tanto más adulto) Roisin Murphy.

Su debut, Little things (Leaf 2005, editado en su país de origen un año antes) es una bonita anomalía en la que se mezcla jazz antiguo, un toquecillo free, nanas inquietantes, folk y electrónica. Pese al mejunge de influencias, el resultado final es sorprendente y personal. Música íntima que se muestra un tanto extraña y cerrada en una primera escucha (que requiere la complicidad de los auriculares o la soledad del dormitorio) para luego abrirse como una misteriosa orquídea de mil olores y reflejos.

Más magnética cuanto más alejada de esquemas (pese a ser una cantante de jazz muy apreciable), quizás deba afinar más en las programaciones electrónicas y probarse en colaboraciones con artistas que fuercen más su lado atrevido. En el futuro (tiene 26 años) deberá entregar una obra maestra. Por ahora se queda en estupenda.

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