Hola

Ya sé que nunca te ha gustado mucho lo comunicarnos por mail (lo tuyo es el teléfono). Igual te convence más que escriba como si fuera una carta en papel, de esas que quedarán para siempre en el cajón de lo inédito, emborronadas en el bloc.

Tenia curiosidad por Los niños terribles. Nunca había leído ningún libro de Cocteau (aunque sí había visto sus películas) y tú lo guardabas como algo muy especial. Ya no hace falta que me expliques el porqué.

El comienzo del libro se me hace un poco farragoso. Parece que va a ser una celebración de los años de colegio, las guerras de pandillas, la dura disciplina de la Francia de principios del S.XX... nada que me apeteciera mucho, la verdad.

Pero no tarda en aparecer el verdadero escenario de la novela: la habitación de los hermanos Paul y Elisabeth. Un espacio en el que nace y se alimenta una mágica relación de dependencia enfermiza a la que acudían como simples convidados Gérard y Agathe: incapaces de participar plenamente en los ritos alucinados y el mundo de símbolos inventado por sus anfitriones, pero absortos y fascinados por éstos.

Y es que no hay relación más especial que que nace entre dos hermanos: una intimidad densa y excitante en la que compartir, querer, odiar y necesitarse mutuamente de una forma tan intensa como inconsciente. Hasta que duela.

Entiendo que te recordase a tu casa, llena de habitaciones mágicas, hermanos, médium cambiantes de tus accesos de magia negra y magia blanca. Entiendo que sea tu libro favorito.

Un abrazo, aunque no nos volviéramos a ver.

Xx