Hace calor, y el mundo muere por un helado. En Suecia incluso tienen un grave problema de abastecimiento en medio de una ola de calor. Lo malo es que engordan. Y cuanto más sabrosos y cremosos, más.

Aunque en Europa aún no se hayan impuesto, en EE.UU. los helados light se han hecho en los últimos años con casi el 35% de las ventas. Y si hay público para estos productos, entonces hay interés económico en encontrar un helado más sano pero igual de apetitoso.

La solución parece que la han encontrado en una proteína extraída de la sangre de un pez ártico, una especie de anguila llamada babosa vivípara norteamericana. Como el bicho en cuestión tiene que soportar temperaturas muy bajas, su organismo ha desarrollado un método anticongelante que ahora puede ayudar a que los helados consigan una apariencia y un tacto cremosos sin necesidad de inyectarlos de grasa y sin peligro de que el agua forme cristalitos que estropeen su textura. Incluso se supone que ayuda a que el sabor sea superior al de un helado tradicional.

Como no resulta viable criar al pez de marras para extraer una proteína de su sangre, Unilever (propietaria de Frigo y Ben & Jerry's) ha pedido permiso a la Comisión Europea para obtenerla a través de una manipulación genética, a lo cual aún no ha recibido respuesta.

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Noticia completa en el NY Times

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