"Richie Hawtin es Dios". Esta frase podría haberla soltado tanto un pastillero con mono de discoteca como un sesudo gafapasta enamorado del sonido que hace su refrigerador en las noches de luna llena.

Bajando a algo un poco más mesurado y defendible, hace poco David me comentaba que Hawtin merecería gozar de un estatus similar al que pueda tener alguien como Bruce Springsteen. Pero no se le reconoce, en buena parte, porque se dedica a la música electrónica y gana su dinero con un trabajo tan poco apreciado por la cultura oficial como el de DJ.

La calma y la furia

El de Hawtin es uno de los pocos ejemplos de artistas de electrónica que ha conseguido mantenerse durante muchos (unos 15) años en lo más alto de la innovación sonora con sus producciones al tiempo que es reconocido (especialmente los últimos 5-7 años) como uno de los mejores DJ del mundo. Del implacable ritmo del club a la abstracción casi ambient de sus últimos trabajos como Plastikman.

Ambas caras aparecen en el muy interesante documental que acaba de editar en DVD el Magazine Slices, como inicio a su serie sobre los pioneros de la música electrónica.

La transformación (musical y física) del hijo de Brenda y Mick Hawtin: desde la fascinación del joven Richie por las máquinas y los equipos estéreo de su padre hasta las visitas a Detroit, el nacimiento de Plastikman o su búsqueda de la esencia del sonido. El DVD muestra cómo su timidez se rompió al mudarse a Berlín y acompaña las declaraciones del propio artista con las de compañeros de viaje como Derrick May, John Acquaviva, Daniel Miller, el Mítico Mike Banks (Underground Resistance) o Sven Väth.