Después de una tremenda tormenta sale por fin el sol en Hanoi. En la recepción me dicen que al día siguiente tendremos sol, con lo que me apunto a un viaje a Bahía Halong. Lo malo es que como llevan varios días cancelando las visitas por la lluvia tienen tal demanda que tiene que ser un viaje de un día (lo normal es quedarse una noche a dormir en un barco o en una de las islas).

Anyway, me voy todo contento al centro comercial a comprar crema para el sol y un bañador. Para lo primero tengo que comprarme una que no es un bronceador, sino un blanqueador de factor 30. Para lo segundo tengo que aguantar las risas de la dependienta cuando le pregunto si me servirá un bañador de la talla L, tras lo que me pasa una XXL y me dice que tiene dudas de que me sirva. Un poco apretado, pero prueba superada.

Me voy dando un paseo a la escuela de cocina vietnamita en la que me van a dar una clase, Hidden Hanoi. Luego me entero de que también dan clases de vietnamita y de danza. Hay suerte y solo somos dos alumnos (la otra es una chica suiza que trabaja en la embajada de su país en Hanoi). Primero nos dan unas lecciones generales sobre la filosofía de la comida (que sea equilibrada, que siempre haya verdura y arroz...) y sobre todo lo que rodea a la cocina en Vietnam. Una vez preparados los platos comemos (nos ponemos las botas) con la profesora, que nos explica que allí (sobre todo en los pueblos) el saber cocinar bien es una condición inexcusable para poder casarse. La chica le tenía pánico a casarse con un vietnamita por la idea de ser juzgada una y otra vez por su futura suegra. Será por eso que sale con un estadounidense. Nos comentó que compartía piso con otras tres personas: un chino, una cubana y una coreana (supongo que del norte) que era la que le había enseñado a bailar danza del vientre (a su vez la coreana había aprendido de una turca).

Me vuelvo dando otro buen paseo y llego al lago que hay frente a mi hotel. Me tomo un helado de `com` (extracto de arroz joven) y voy al anochecer a la zona del precioso hotel Ópera antes de entrar en un bar, pedir un arroz vietnamita frito y que me pongan una especie de `arroz salto` del findus local. En fin.

20326 pasos recorridos.

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