Hay muy poquitos casos en la historia de la música pop en los que un grupo separado vuelve a reunirse y lo hace con éxito. Los australianos The Go-Betweens son el último ejemplo.

Durante la década de los 80 se convirtieron en punta de lanza de la oleada de pop y rock que llegó desde Nueva Zelanda y Australia, y el tiempo les ha acabado otorgando el estátus de auténtico grupo de culto. Sus discos eran a la vez físicos (un pop tarareable que enamoraba) y literarios (te transportaban a un mundo imaginario: hermoso y extraño). No solo gustaban, sino que llegaban a convertirse (ese disco, aquella canción) en los favoritos del oyente.

Después de discos como 'Liberty Belle...' y 'Tallulah' (gracias, Paula), cerraron la primera fase de su carrera con el estupendo '16 lovers lane' (1989): curiosamente su disco más radiable, que contenía la conocida 'the streets of your town', pero que tampoco les llevó a lo más alto de las listas de pop comercial.

Parecía que se había acabado. Tanto Forster como McLennan, los compositores del grupo, editaban sus discos en solitario y comenzaban a ser considerados autores de culto y recibir el homenaje de numeros grupos, entre ellos Belle and Sebastian.

Pero en 2000 volvían con un más que notable 'The friends of Rachel Worth', recuperando con sonido de hoy su frescura de siempre. Y esta nueva etapa siguió tres años después con 'Bright yellow, Bright Orange', aún más pop pero ligeramente inferior.

Ahora editan 'Oceans apart', un trabajo más oscuro y melancólico que los anteriores. Tiene un mayor trabajo de texturas en la instrumentación, como ocurría en sus discos clásicos. Destacan temas tan pegadizos como 'born to a family' o 'here comes a city' y otros más ensoñadores, como 'no reason to cry'. Al final, otro fantástico disco de uno de los grupos más adorables de los últimos 25 años.

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