Dos películas llegan para construir un mito. Cero en conducta y L'Atalante son los dos prodigios que dirigió el francés Jean Vigo antes de morir en 1934 (a 29 los años de edad) debido a la tuberculosis.

Ahora Sherlock Films publica en España un doble DVD con su obra íntegra. En el primer disco se incluye Cero en conducta (1933), y los documentales Taris (1931) y A propósito de Niza (1930). El segundo contiene únicamente L'Atalante (1934). Ambos incluyen numeroso material extra.

Para quien no lo conozca, comenzar diciendo que Jean Vigo es un poeta. Tanto como pueda serlo Jean Cocteau. Sus imágenes (no siempre perfectas técnicamente) supuran pasión, misterio y cualidades musicales como el ritmo o la harmonía. Rebelde y 'autor', heredó de su padre (un conocido anarquista que falleció asesinado) el espíritu crítico y la pasión por hacer las cosas a su manera, incluso en un documental de encargo como el divertido Taris, en el que muestra las claves de la natación mediante hermosas filmaciones del campeón francés Jean Taris.

Su primer filme de ficción (e inspiración declarada de Los cuatrocientos golpes de Truffaut) fue Cero en conducta: una visión subersiva de la vuelta a la escuela en un colegio de provincias. Los alumnos deciden que las normas impuestas no son para ellos y comienzan una rebelión loca y surrealista. El filme estuvo prohibido durante 13 años.

L'Atalante es una obra maestra absoluta. Reconocida como una de las mejores películas de la historia (Número 15 en la última lista de Sight & Sound), narra la crisis que se produce en una pareja joven cuando ella, cansada de vivir en un barco con su marido y un viejo marinero chiflado, decide dejarse embobar por las luces y reflejos de la gran ciudad (argumento similar al de Sunrise, de Murnau). Al final, volverá desengañada a los brazos de un esposo que cree morir sin ella.

Por encima de planos, argumentos e innovaciones, late en estas dos películas el corazón de un tipo enloquecido por contar cosas, contarlas a su manera y provocar reacciones en el espectador. Y cuanto más subjetivas y emocionales, mejor.

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