Dentro del mundo de los cómics hay un género que es incluso más estadounidense que el de Superhéroes: las tiras cómicas, ideado como formato para ser publicado en los periódicos. Los hay con un alto contenido editorial y con personajes cambiantes, como Doonesbury. Y luego están los más clásicos, que se acercan a la estructura de un serial: Snoopy (Peanuts), Calvin&Hobbes, Zits, Fox Trot, For Better or for worse, Far Side o Dilbert serían buenos ejemplos. 
 El que faltaría en la lista anterior es Mutts. En él se cuenta la historia de dos animales de compañía: un perro (Earl) y un gato (Mooch). Ellos se llevan todo lo bien que pueden (en el fondo son distintos), y miran a sus amos como estos les miran a ellos: sin acabar de entenderlos. Para Earl, su propietario (Oz) es, en realidad, su Ozzie: un ser que le alimenta, le rasca la barriga y le lleva de paseo; para Mooch su dueña es una mujer muy agradable que vive en su misma casa.
El que faltaría en la lista anterior es Mutts. En él se cuenta la historia de dos animales de compañía: un perro (Earl) y un gato (Mooch). Ellos se llevan todo lo bien que pueden (en el fondo son distintos), y miran a sus amos como estos les miran a ellos: sin acabar de entenderlos. Para Earl, su propietario (Oz) es, en realidad, su Ozzie: un ser que le alimenta, le rasca la barriga y le lleva de paseo; para Mooch su dueña es una mujer muy agradable que vive en su misma casa.
Las páginas de esta tira están llenas de humor suave (que no empalagoso) y el punto de surrealismo que le otorga el hecho de ver a humanos y animales en un plano de igualdad. Cada uno con sus problemas y necesidades, pero compartiendo un espacio común.
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 El que faltaría en la lista anterior es Mutts. En él se cuenta la historia de dos animales de compañía: un perro (Earl) y un gato (Mooch). Ellos se llevan todo lo bien que pueden (en el fondo son distintos), y miran a sus amos como estos les miran a ellos: sin acabar de entenderlos. Para Earl, su propietario (Oz) es, en realidad, su Ozzie: un ser que le alimenta, le rasca la barriga y le lleva de paseo; para Mooch su dueña es una mujer muy agradable que vive en su misma casa.
El que faltaría en la lista anterior es Mutts. En él se cuenta la historia de dos animales de compañía: un perro (Earl) y un gato (Mooch). Ellos se llevan todo lo bien que pueden (en el fondo son distintos), y miran a sus amos como estos les miran a ellos: sin acabar de entenderlos. Para Earl, su propietario (Oz) es, en realidad, su Ozzie: un ser que le alimenta, le rasca la barriga y le lleva de paseo; para Mooch su dueña es una mujer muy agradable que vive en su misma casa.Las páginas de esta tira están llenas de humor suave (que no empalagoso) y el punto de surrealismo que le otorga el hecho de ver a humanos y animales en un plano de igualdad. Cada uno con sus problemas y necesidades, pero compartiendo un espacio común.
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