Dos cómics que entran en lo que se podría llamar 'historieta independiente' pero bastante distintos entre sí.

Espera (Astiberri, 2005), del noruego Jason, es un tristísimo relato en blanco y negro y protagonizado por un desgraciado al que la vida se le rompe el día que una tragedia da carpetazo a una infancia de juegos, tebeos y complicidades. Los personajes están representados por animales, y la planificación y escasa presencia de diálogos potencia hasta un límite casi excesivo la sensación de agobio e impotencia ante la incapacidad de ser feliz en el mundo adulto actual. Sus hallazgos visuales son innegables pero, sinceramente, el libro es tan desolador que acabas por distanciarte y situarte fuera de su alcance emocional.

La vida de la escalera

En cambio, a La casa de enfrente (Ponent Mon, 2004) se le podría acusar de blando, complaciente y tópico. La joven francesa Vanyda presenta con formas de Nouvelle Manga la vida de un edificio de tres plantas. En él nos encontramos con un niño y su madre (soltera y nuevamente embarazada), una pareja de unos cuarentaymuchos que viven con un gran perro y, finalmente, una pareja joven. Poco a poco se van entrelazando las tramas (muchas veces microscópicas) de los habitantes de la escalera, al tiempo que avanzan sus historias cerradas. Fácil y amable, el guión se muestra ágil y no busca atar cabos innecesarios. Los dibujos de Vanyda (entre el manga y el cómic independiente francés) son lo más destacado de un trabajo que cuenta cosas de una forma un tanto distinta aunque sin tratar de romper con nada. Más que agradable. Incluso bueno.

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