Hoy he cenado con dos amigos en un chino de verdad en el barrio de Usera (Madrid). Digo que es un chino de verdad porque en este barrio viven tropecientosmil chinos, porque las traducciones al castellano de los nombres de los platos son un tanto dudosas y, básicamente, porque siempre está lleno de chinos y jamás nadie ha visto a otros españoles (que no fuéramos nosotros tres) u occidentales allí comiendo.

Ellos ya habían estado, pero se trataba de una novedad para mí. Como la misión era tan exploradora como gastronómica pedimos siete cosillas y las compartimos como buenos hermanos. El menú fue el siguiente:
- Ensalada de algas (muy rica, un poquillo picante)
- Lenguas de pato (también picaban un poco. Se parece a la oreja de cerdo. Rico, rico)
- Sopa de fideos china (con un huevo frito dentro y carne. El consomé estaba de muerte)
- Sopa de pasta de arroz (dulce. Las bolas de pasta de arroz estaban rellenas de una especie de pasta de soja roja, y el líquido era como un almíbar rebajado en agua. Curioso)
- Arroz con verduras secas (muy rico, y nada fuerte)
- Tofu de la casa (tofu frito en una especie de caldo y con verduras chinas. Muy bueno)
- Panceta al vapor con Pak Choi (verdura china) y castañas de agua (Rico, pero ya no podíamos más)

Comimos hasta reventar y fuimos incapaces de terminarlo. Conste que los tres tenemos muy buen saque. Y todo por 10 euros cada uno. Hmmm. Quedaban como unos 50 platos que aún no hemos probado.

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