Lo curioso no es que Bush tenga tiempo para invitar a charlar y tomar algo en la Casa Blanca a los concursantes de American Idol, la versión yankie de Operación Triunfo. Ni siquiera que este acercamiento del presidente de los Estados Unidos a un reality recuerde a la recién estrenada película American Dreamz (un Bush ficticio se convierte en jurado de un programa de este estilo).

Lo realmente curioso es que Bush se encontrará en esa recepción con Taylor Hicks, el ganador del programa, que fue votado por más americanos que el propio George W. Es decir, el tipo que maneja el botón rojo para destruir el mundo tiene menos apoyo en su país que el un aprendiz de cantante. Da un poco de miedo, ¿no?

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