La portada, bastante fea; el contenido, precioso. Josele publica el segundo capítulo de la historia que comenzó con Las golondrinas, etc. El sonido es más directo y menos producido que en aquel (Pablo Novoa sustituye a Mastreta a los controles), pero el tipo de canciones, el tono y hasta la instrumentación son practicamente iguales.

Donde alguna gente ve a un extraordinario poeta que domina el lenguaje coloquial y un poco canalla hasta convertirlo en arte, yo veo a un tipo honesto que escribe letras naturales y con corazón, y que luego al cantarlas es cuando las eleva. Josele Santiago es un buen compositor y un extraordinario intérprete, lleno de pasión y cariño. Me pasaba con el primero y creo que también me ocurrirá con este: siempre apetece escucharlos. Y eso es todo un piropo.

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