Uno de los primeros recuerdos musicales que tengo es ir al tocadiscos de mi casa para poner el disco aquel en francés que tenía en la portada una foto algo desenfocada de un señor con el pelo largo y se titulaba Disco de oro. Me gustaba especialmente la primera canción, 'la del vals', que se iba acelerando cada vez más y parecía que iba a estallar al final.

Ahora que ya soy consciente de que el que cantaba aquello era Jacques Brel, que he escuchado buena parte de lo que grabó, y he comprendido la influencia que sus temas más dramáticos han tenido en artistas que admiro tanto como Scott Walker, me sigue apasionando 'la valse à mille temps': con sus cambios de ritmo y el puro placer de su melodía en forma de espiral.

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