¿Quién dice que no hay comunicación en las grandes ciudades? Ahí van una serie de ejemplos recogidos del panel de anuncios que hay junto a los buzones de mi casa. El corcho en cuestión siempre estuvo vacío, pero hace dos semanas se colocó un aviso. A partir de ahí, todo fue intercambio de opiniones vecinales.

- 'No tiren la publicidad al suelo, gracias'
- (a los tres días) 'If you don't speak spanish: don't throw papers on the floor'
- (comienzo de la segunda semana. Este mensaje se escribió a mano) 'Pues que tampoco los dejen en mi buzón, que ya tengo los míos'.
- (también a mano) 'a tí nadie te deja nada en el buzón'
- (a mano, letra distinta a las dos anteriores) 'como pille al cabrón@ que me tira ceniza en el buzón, se va a enterar'.

¿Solución? Esta misma mañana han quitado todos los papeles (tanto oficiales como anónimos) del corcho, que luce ahora desamparado tras el ajetreo de los días anteriores. Lo curioso de estos casos es que los gestos y frases entre vecinos parecen estar esperando en la recámara, y solo llegan al exterior cuando alguien abre la veda. Recuerdo en otra casa en la que el Presidente de la comunidad dejaba los avisos (en un hermoso Word Art) en el ascensor, y los siguientes días la gente dejaba sus 'opiniones anónimas' en los márgenes del folio, o otro en el que vivía un amigo y un inquilino se dedicaba a tapar los nombres de los vecinos en los buzones con pegatinas de las distintas marcas de naranjas.

¿Qué necesitamos: un corcho más grande para hablar todos o vernos las caras y conocernos?

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