Si los medios impresos tradicionales, esos que se llaman a sí mismos 'de prestigio', quieren seguir vendiendo y quieren demostrar que dan algo que la prensa gratuita o internet (por fin en minúscula) no pueden, lo primero es dejarse de apariencias y de rimbombancias y hacer bien su trabajo.

Ayer leí (con retraso) el perfil/entrevista que sobre una persona que conozco publicó la semana pasada el suplemento estrella del supuesto mejor periódico de España. Era solo media página y habían tenido dos meses para trabajar el tema (es cuando se hizo la entrevista), pero fue espacio suficiente para escribir mal tres palabras relacionadas con la Red (entre ellas Flickr), equivocarse de forma bastante grave el cargo de la entrevistada y dar la sensación durante buena parte del texto de estar confundiendo los datos que le habían dado.

Cuando uno se encuentra con un texto así piensa "si veo que lo han hecho tan rematadamente mal en un tema que controlo, ¿cómo me puedo fiar del reportaje sobre la guerra de Líbano que hay en la siguiente página, o del texto analizando el estado de la Bolsa?".

La credibilidad y el prestigio se ganan de forma muy lenta, a base de demostrar calidad y cariño con las noticias. Pero si pierdes un lector por imprecisiones o errores es probable que no lo vuelvas a recuperar nunca.

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